La igualdad de género constituye un imperativo urgente. El mundo está sufriendo un conjunto de crisis sin precedentes, con impactos que afectan de manera desproporcionada a las mujeres, las niñas, las minorías sexuales y de género y los grupos marginados. El cambio climático, las situaciones de fragilidad, el desplazamiento forzado y las pandemias ponen en peligro los avances logrados con mucho esfuerzo para aumentar el capital humano de las mujeres. Dado que las crisis están interrelacionadas con transformaciones estructurales, las restricciones de género perjudican cada vez más a las sociedades, incluso a los hombres. La urgencia se acrecienta debido a los retrocesos en algunos países, como Afganistán, el desplazamiento forzado ocasionado por los conflictos y las reacciones negativas en muchas sociedades.

El derecho humano fundamental a la igualdad de género de todas las personas, una cuestión de equidad y justicia, está en juego. Este derecho sienta las bases para un mundo próspero y en paz y es esencial para el desarrollo. Los estudios revelan sistemáticamente que la eliminación de las barreras de género promueve la productividad económica, reduce la pobreza, profundiza la cohesión social y aumenta el bienestar de las generaciones actuales y futuras. La participación de las mujeres y su intervención en el proceso decisorio mejoran la resiliencia y la gestión de los recursos comunitarios y permiten que las empresas sean más competitivas.

No obstante, lograr la igualdad de género es una labor sumamente difícil y compleja. Requiere cambios que abarcan desde las leyes y las políticas y las actividades de los sectores público y privado de un país, hasta la vida de sus habitantes. Para lograrlos, se necesita un compromiso amplio y sostenido, así como financiamiento para encontrar soluciones basadas en evidencia, lo que es especialmente difícil en el actual entorno mundial de crecimiento lento y aumento de la pobreza, en el que los Gobiernos deben tomar decisiones complejas en un contexto de limitaciones fiscales y de endeudamiento. El creciente cúmulo de evidencia sobre los amplios impactos negativos de las restricciones de género, y las medidas para abordarlos, puede inspirar y orientar los próximos pasos.

En la Estrategia de Género del Banco Mundial (BM) para 2024-2030, la institución propone el audaz objetivo de acelerar la igualdad de género para lograr un futuro sostenible, resiliente e inclusivo en consonancia con su hoja de ruta para la evolución. La estrategia se elaboró en respuesta a la urgencia mundial, el carácter fundamental y la complejidad de la labor de lograr la igualdad de género. Sobre la base de la ejecución de la Estrategia de Género del BM para 20162023, en la nueva estrategia se propone que la institución participe con un mayor grado de ambición, abordando la igualdad de género para todos como un elemento fundamental del desarrollo mundial, y de una manera diferente (gráfico 1).

En primer lugar, en la nueva estrategia se pone énfasis en seis resultados en tres objetivos estratégicos.

Bienestar fundamental: Poner fin a la violencia de género y elevar el capital humano.

• Resultado 1: Aceleración de los avances para eliminar todas las formas de violencia de género.
• Resultado 2: Fortalecimiento y protección del capital humano.

Participación económica: Ampliar las oportunidades económicas y promoverlas.

• Resultado 3: Aumento del acceso equitativo a más y mejores empleos, incluidos los empleos del futuro.
• Resultado 4: Ampliación del derecho a la propiedad y el uso de activos económicos.
• Resultado 5: Aumento del acceso a servicios que propician la participación económica, así como su utilización.

Liderazgo: Lograr la participación de las mujeres en posiciones de liderazgo.

• Resultado 6: Aumento de la participación, la intervención en el proceso decisorio y el liderazgo de las mujeres.

En comparación con los cuatro pilares de la Estrategia de Género para 2016-2023 (dotaciones humanas, empleo, control y propiedad de activos y representación y capacidad de acción), en la nueva estrategia se tiene en cuenta el contexto mundial asignando más énfasis a la labor de poner fin a la violencia de género; la ampliación de los servicios digitales y jurídicos, así como los relacionados con el cuidado y la movilidad, y otros servicios de apoyo, y la participación de las mujeres en posiciones de liderazgo para lograr un futuro sostenible, resiliente e inclusivo.

La nueva estrategia reafirma el compromiso del BM respecto de la no discriminación, la inclusión, la igualdad de oportunidades, y abarca a las minorías sexuales y de género. En ella se reconocen las desventajas que enfrentan los hombres y los niños, así como las vulnerabilidades derivadas de la intersección del género con la pobreza, el origen étnico, la discapacidad y otras características. Asimismo, se propone que los hombres y los niños participen en las medidas para abordar cuestiones que los atañen directamente, así como en las que inciden en la igualdad de género.

              Gráfico 1: El BM participará con un mayor grado de ambición y de manera diferente

Nota: El texto en negrita marca las diferencias con la estrategia para 2016-2023. BM.

En segundo lugar, en la estrategia se señala que la innovación, el financiamiento y la acción colectiva son los factores que impulsan el cambio hacia la igualdad de género. La innovación abarca la promoción de soluciones (basadas en datos y evidencia, herramientas digitales y análisis basados en datos conductuales), así como el aprendizaje derivado de soluciones impulsadas a nivel local y la mejora de dichas soluciones. El financiamiento entraña obtener recursos y asignarlos de manera eficaz en y a través de los sectores público y privado. A través de la acción colectiva, se reconoce que la concreción de la igualdad de género depende del compromiso concertado de actores de los sectores público y privado, la sociedad civil y los organismos internacionales.

El BM abordará los factores que impulsan el cambio de manera congruente con su ventaja comparativa. Ayudará a sus clientes a probar, adaptar y ampliar soluciones, y a lograr resultados a escala resolviendo las limitaciones estructurales e integrando el análisis de género en las políticas macroeconómicas y relativas a las finanzas públicas, las estrategias sectoriales y las prácticas del sector privado. El trabajo conjunto para obtener financiamiento y movilizar capital del sector privado para promover la igualdad de género propiciará resultados más amplios y perdurables, a la vez que se reservan los escasos recursos públicos para las áreas donde son más necesarios. Las asociaciones más amplias y la participación de las partes interesadas facilitarán las reformas y su implementación a través de la acción colectiva.

En tercer lugar, la estrategia fomenta la rendición de cuentas por los resultados en materia de género. Sobre la base del elemento de rendición de cuentas incluido actualmente en el diseño de los proyectos (etiqueta/marca de género), el BM hará hincapié en los resultados de género en la ejecución de los proyectos y en la participación de los países. En los marcos de alianza con los países (MAP), se dará prominencia a los resultados de género en consonancia con otras prioridades de desarrollo y se impulsará la participación de más actores en las cuestiones relacionadas con el género.

La Estrategia de Género del BM para 2024-2030 incluirá un marco orientado a los resultados basado en los compromisos institucionales vigentes y la hoja de ruta para la evolución del BM. Además de trabajar con un mayor grado de ambición para acelerar la igualdad de género para lograr un futuro sostenible, resiliente e inclusivo, el BM abordará los complejos desafíos conexos con realismo y a través de un compromiso a largo plazo.

Fuente: Banco Mundial, (http://documents1.worldbank.org/curated/en/099637409012322849/pdf/IDU0ec6ac3a60ea16048c208ef00ae0eaf66384e.pdf)